El estadio estaba casi lleno, pero aún así el público estaba prácticamente en silencio. Todo el mundo sentado y solo aplaudían cuando había algún gol. Lo único bueno del silencio es que se oían perfectamente los golpes del disco en los sticks o las paredes, o sobre todo los golpes entre los jugadores, que la verdad es que son espectaculares.
Vte
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